miércoles, 26 de agosto de 2009

the sober

Lo peor de acostarse ebrio es que al despertar, estás sobrio. No existe mejor limpieza para el cuerpo que el sueño. El sueño te regenera, te desinfecta. Hay veces que el sueño cumple con su trabajo demasiado bien. Es entonces cuando el espejo queda tan limpio que no eres capaz de soportar la visión de tu cuerpo desnudo. Entonces aparece la resaca. La resaca es ese dolor que surge del exceso de limpieza por parte del sueño. No he conocido nunca a una persona capaz de aceptarse tal y como es. Por ello no conviene beber. Porque al beber, obligas a tu cuerpo a limpiarte, y al limpiarte, te obligas a ti mismo a verte. Solo, desnudo, vacío. Pero yo soy un perro viejo que pronto le halló una solución a este problema. Ahora duermo con una botella en la mesilla de la cama y cuando noto que el cuerpo ha trabajado demasiado bien, lo vuelvo a ensuciar, sin darle tiempo a mi conciencia de percatarse de la cruda imagen que podría ver. Unas dioptrías no siempre vienen mal. Esto en cuanto al despertar. El dormir…es otra historia. Siempre duermes mejor si estas solo que acompañado, pero si te duermes ebrio estando solo, puedes despertar y darte cuenta de que no estas tan solo como tu recordabas. Tal vez haya un a puta en las pies de tu cama, o pero aún, en tu cama. Es entonces cuando yo lo solucionaba de la siguiente manera: tirándola fuera. No lo hacia a propósito, no fardo de mi poca galantería. Solo que me asusto con facilidad. Si al despertar hay una mujer desnuda que no conozco en mi cama, completamente borracha, casi por acto reflejo le saco de una patada. Especialmente si es rubia, no me pregunten porque, pero tengo aversión a las rubias. Tengo aversión a las mujeres en general. Las mujeres como un ente pensante (o no). No me repugnan ni sus tetas ni sus coños, pero no soporto sus bocas ni sus ideas. Un día estuve lo suficientemente borracho como para dejar a una mujer hablar pero lo suficientemente sobrio como para escucharla. Juro que nunca me pasará de nuevo. Tres veces por semana duermo en mi casa. Cuatro veces por semana duermo en la calle. Lo mejor de dormir en la calle es sin duda alguna la magnifica sensación que tienes luego, al volver a tu casa. Una vez vino un gilipollas con gafas de pasta, un pañuelo al cuello y pantalones pitillo rojos a donde yo estaba preguntándome haber que sentía al dormir en la calle. Le dije que sentía las pelotas arrugadas. Se las enseñe y se marcho escandalizado. Es un error muy común por parte de los intelectuales el creer que todos tenemos su inteligencia y sensibilidad. Si has estudiado en una universidad cara, has leído, has visto, has follado a mujeres limpias…no intentes hablar como a un igual a alguien como yo. No tengo ni puta idea de nada. Creo que un griego me consideraría muy inteligente por decir esto, peor ese griego fue asesinado. Menos mal… Mi vida ha sido un jodido desastre desde que nací. Era el menor de 15 hermanos. Nunca conocí ni a mi padre ni a mi madre…no me pregunten como lo hice, pero lo cierto es que no tengo ningún recuerdo de ellos. Tal vez si los tenga, pero supongo que esos recuerdos estarán ya bien ahogados. Me inicie en el sexo a la nada despreciable edad de los 10 años. Una profesora de mi colegio me dijo que los 10, 20 ,30 40, 50, y 60 años (si llegabas) eran los más importantes de tu vida. Creo que no dijo nada de los 70 porque ya desde joven yo apuntaba maneras y debió leer mi mano en algún descuido, la muy zorra. Así que me lo tome en serio. A los 10 tuve mi primera experiencia sexual (pagando, como no) a los 20 entre en la cárcel, a los 30 salí, a los 40 me casé y dentro de poco o nada cumpliré 50 (si nos los he cumplido ya) y me divorciaré. Creo que aún no les he contado el motivo por el que no vivo en casa más que 3 noches por semana. Tranquilos, ahora va.

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